domingo, 31 de agosto de 2008

la reforma religiosa

La Contrarreforma católica
Después de 1521, el Papado comenzó a realizar una serie de reformas para mejorar la organización interna de la Iglesia Católica. Se establecieron reglamentos muy estrictos para las órdenes religiosas tradicionales. En 1540 se autorizó la creación de la Compañía de Jesús, fundada por Ignacio de Loyola sobre la base de dos principios: la obediencia absoluta al Papa y la estricta aceptación a los principios de doctrina dictados por la Iglesia de Roma. Los jesuitas se convirtieron en el principal apoyo y defensa del nuevo catolicismo. En el Concilio de Trento (reunido entre 1545 y 1563) los obispos católicos reafirmaron los dogmas de fe que habían sido puestos en duda por Lutero, crearon centros destinados a la formación de sacerdotes y reconocieron al Papa como la autoridad superior de la Iglesia Católica. Aprobaron también el restablecimiento del Tribunal del Santo Oficio, conocido como la Santa lnquisición. Encargaron a esta institución, que existía desde siglos anteriores, controlar y garantizar la pureza de la fe católica de los creyentes y de aquellos que se convertían al cristianismo. Y también, la realización del índice de los libros prohibidos para la lectura de los católicos, por contener afirmaciones contrarias a la fe. Este movimiento fue llamado la Contrarreforma católica porque se propuso limitar el avance de la Reforma protestante.
LOS TURCOS
Los turcos se llamaban a sí mismos otomanos, término derivadc del nombre del sultán Osmán (1299-1326), que había conquistado Asia Menor. Se convirtieron al islam en el siglo VIII. Orján, hijo de Osmán y mucho más importante que su padre, organizó a su pueblo como una casta guerrera, con una activa maquinaria militar dotada de un ejército permanente, una legión extranjera —el grupo de élite de los jenízaros o niños cristianos arrebatados a sus padres y formados como soldados de élite— y una caballería pesada. Como convertirse al islam significaba ser admitido en la casta guerrera de los turcos, cuando conquistaron los Balcanes en los siglos xiv y xv muchos cristianos aprovecharon tal posibilidad. El 28 de junio de 1389, los turcos aniquilan a los serbios en el Campo de los Mirlos (Kosovo), después de que un terrorista serbio llamado Obilitch Desde entonces los serbios celebran este día como fiesta nacional, tras haber convertido al terrorista en un héroe. El mismo día del año 1914, otro terrorista, Gavrilo Princip, matará de un tiro al nuevo Murat, el Archiduque F. Fernando de Austria. Yen recuerdo de la matanza del Campo de los Mirlos, los serbios siguen reclamando hasta hoy mismo Kosovo como su Tierra Santa. Pero no han perdonado a aquellos serbios que se convirtieron al Islam y se unieron a los opresores, los musulmanes bosnios, y seiscientos años después se han vengado de ellos en Srebrenica. Los pueblos oprimidos durante mucho tiempo tienen buena memoria, pues todavía tienen cuentas pendientes.
Los turcos, como buenos prusianos orientales que eran, fueron de victoria en victoria. Primero, en 1453, tomaron por asalto Constantinopla y la convirtieron en su capital, Estambul Así se disolvía el Imperio romano de Oriente, que había supuesto «más de mil años de Grecia cristiana». Posteriormente, y tras vencer a los persas, Seim conquista Armenia, Palestina, Siria y Egipto y finalmente establece su protectorado sobre las ciudades santas de La Meca y Medina tomando el título de califa.
Mientras que en Europa occidental —en España— los cristianos hacían retroceder al Islam, en el Este continuó su expansión sometiendo a los pueblos cristianos de los Balcanes. Bajo el reinado de Solimán el Magnífico (1520-1566), los turcos llegaron a constituir una amenaza para Carlos V. En 1526 se apoderan de Hungría y en 1529 asedian la ciudad de Viena, aunque sin éxito.
Mientras duraba el peligro turco, Carlos V no podía permitirse arremeter contra los protestantes y sumir a la cristiandad en una guerra de religión. Así pues los turcos también contribuyeron a la expansión de la Reforma, y los protestantes deberían estar agradecidos.

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